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Writer's pictureAndrés Sanfeliú Cruz

Un cacique en Jamaica

Updated: May 13, 2021


En 1494, Cristóbal Colón ancló en la costa sur de Jamaica, donde su intérprete (un hombre indígena bautizado Diego Colón por los europeos durante el primer viaje de Colón) le contó a un cacique de la isla acerca de su experiencia en Europa. Al próximo día, cuando la flota de Colón estaba por partir, tres grandes canoas se dirigieron a la flota. En ellas estaban el cacique, su familia y sus asistentes.


El cacique abordó la nave del Almirante y le dijo “Yo me quiero ir contigo con mi casa en tus navíos á ver los grandes Rey y Reina tus Señores y ver la tierra más abundosa y rica del mundo, donde ellos están, y á ver las maravillas de Castilla, que son muchas, según tu indio me ha dicho”. Colón, sin embargo, le dijo que se quedara, porque a él todavía le quedaba mucho del viaje, y que “tiempo habría de otra vuelta para cumplir su deseo.”


No les cuento esto para pintar el llamado “descubrimiento”, ni la conquista como algo positivo. Tampoco me atrevo a especular sobre qué pensaba el cacique jamaiquino en aquellos momentos, ni qué pensó Colón (la crónica dice que tuvo “compasión” del cacique y su familia). Lo cuento, porque este relato, recogido por el padre Andrés Bernáldez, incluye una descripción muy interesante del cacique y sus acompañantes.


Intenté conseguir el relato completo, pero no lo encontré. Aquí les comparto la versión citada por Sebastián Robiou Lamarche en su libro Taínos y Caribes: Las culturas aborígenes antillanas.




 

"Traía él en su canoa á un hombre como alferez, éste solo venía en pié á la proa de la canoa con un sayo de plumas coloradas… y en la cabeza traía un grande plumaje que parecía muy bien, y traía en la mano una bandera blanca sin señal alguna;

Dos ó tres hombres venían con las caras pintadas de colores de una mesma manera, y cada uno traía en la cabeza un gran plumaje de hechura zelada, y en la frente una tableta redonda tan grande como un plato… é traían estos en la mano un juguete con que tañían;


Había otros dos hombres absú pintados en otra forma; estos traían dos trompetas de palo muy labrados de pájaros y otra sutilezas… cada uno de estos traía un muy lindo sombrero de plumas blancas, y venían todos juntos en guarda de las cosas del Cacique.

El Cacique traía al pescuezo una joya de alambre de una isla, que llama Guanique (Guanín), es muy fino, y tanto que parece oro de ocho quilates, era de hechura de una flor de lis, tamaño como un plato, traíala al pescuezo con un sartal de cuentas gordas de piedra mármol… y en la cabeza traía una gran guirnalda de piedras menudas verdes y coloradas puestas en orden… y traía más una joya grande colgada sobre la frente, á las orejas le colgaban dos grandes tabletas de oro con una sartitas de cuentas verdes muy menudas; traía un cinto, aunque andaba desnudo…"

 

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Fuente:


Robiou Lamarche Sebastián. Taínos y Caribes: Las Culturas aborígenes Antillanas. Ed. Punto y Coma, 2009.


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