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Writer's pictureAndrés Sanfeliú Cruz

La primera descripción de la hamaca


La hamaca (o jamaca) le voló la cabeza a los europeos. Gonzalo Fernández de Oviedo, quien la vio por primera vez en La Española, la describió de la siguiente manera:


"Una manta texida en partes y en partes abierta, á escaques cruzados hecha red, porque sea más fresca, y es de algodón hilado (de mano de las indias), la qual tiene de luengo diez o doce palmos y más o menos del ancho que quieren que tenga. De los extremos desta manta están asidos, é penden muchos hilos de cabuya o henequen (de los quales hilos se dirá adelante en el capítulo X del libro VII). Aquestos hilos ó cuerdas son postizos é luengos, é vánse á concluir cada uno por sí en el extremo ó cabos de la hamaca, desde un trancahilo (de donde parten), que está hecho como una empulguera de cuerda de ballesta, é así la guarnescen, asidos al ancho de cornijal a cornijal, en el extremo de la hamaca. A los cuales trancahilos ponen sendas sogas de algodón ó de cabuya bien fechas o del gordor que quieren: a las quales sogas llaman hicos, porque hico quiere decir lo mismo que soga, ó cuerda; y el un hico atan á un árbol ó poste y el otro al otro, y queda en el ayre la hamaca, tan alta del suelo como la quieren poner. Eson buenas camas é limpias, é como la tierra es templada, no hay nescessidad alguna de ropa encima, salvo si no están a par de algunas montañas de sierras altas, donde haga frío: é como son anchas é las cuelgan floxas, porque sean más blandas, siempre sobra ropa de la misma hamaca, si la quieren tener encima de algunos dobleces della. Pero si en casa duermen, sirven los postes ó estantes del buhio en lugar de árboles, para colgar estas hamacas ó camas; é si hace frío, ponen alguna brasa sin llama debaxo de la hamaca, en tierra o por alli cerca, para se calentar. Pero en la verdad al que no es acostumbrado a tales camas no son apascibles, si no son muy anchas; porque están la cabeza é los pies del que duerme en ellas altos y los lomos baxos y el hombre enarcado, y es quebrantado el dormitorio; pero quando tienen buena anchura, échanse en la mitad dellas de través, y assi está igual toda la persona.


Para en el campo, y en especial donde oviere arboledas para las colgar, me paresce que es la mejor manera de camas que puede ser entre gente de guerra; porque es portatil, é un muchacho se la lleva so en el brazo, y el de caballo por caparazón o coxin de la silla. Y en los exércitos no serían poco provechosas en España é Italia é otras partes, porque no adoloscerían ni morirían tantos, por dormir en tierra en los inviernos é tiempos tempestuosos. Y llévanlas en estas partes é Indias los hombres de guerra dentro de unas cestas con sus tapadores ligeras, que acá les llaman havas, y en otras partes destas Indias se dicen palacas, segund se dirá adelante, las quales hacen de los bihaos, é assi van guardadas é limpias; é no duerme la gente en tierra tendidos, como en los reales de los chripstianos se hace en Europa é Africa é otras partes. Y si acá esto no se hiciesse, por ser la tierra tan húmeda, sería mayor peligro este que la misma guerra; é si la he sabido dar a entender, esta cama es desta manera que aquí está pintada."


 

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Fuentes:

- Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano, de Gonzalo Fernández de Oviedo

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